Mis dedos tienen llagas, de teclados necios.
¡Qué pendejés! (si esto puede adjetivarse o sustantivisarse)
Ya no estoy para gastarme la vida frente a una pantalla que realmente no me está diciendo nada. Si la vida es acción, debo activarme, no frente a la pantallita fría, si no frente a la gente (la que proporciona calor, besos, abrazos reales, sonrisas)
No quiero morir petrificada acá, sentada.
Quiero vivir corriendo, volando piscucha, oyendo un buen concierto, leyendo un excelente libro, tomando café con una buena persona, reirme hasta llorar y ver llorar a mis amigas/os, pararme en la calle y sentir la brisa vespertina, recibiendo buenos comentarios de frente, codeándome (literal) en el bus, comer lo que quiero, sentarme en cualquier acera, acariciar a un perro, saltando de emoción, caminar descalza, mojarme de lluvia, caerme y volverme a levantar, tragar agua de chorro... quiero vivir. Aquí y ahora. No frente al computador, si no frente a la vida (quep or cierto no se da en un puto ordenador).