¿30 días de qué? Pues, vamos despacio. La recuperación es básica, la auto-recuperación, digo yo. Y por eso voy a dedicármelos, completitos. Creo que la armadura va gastándose, como dijo Don Paquito alguna vez, según un instructor que estuvo muy cerca de él. Y por eso voy a jugar a ganar con la mía.
Comenzado también a retomar la esritura. Descubrí una entrada en este mismo blog en el que decía que el 2010 sería un año para no decir no. Así que vamos diciéndole sí a lo que me hace feliz. Les voy a contar. A penas llevo 5 días, pero han sido muy buenos.
El 8 de octubre: comencé pro dormir por la tarde, tres horas continuas en casita al mediodía, cuando todos trabajaban yo estaba en mi camita con una brisa soberana y mi madre mimándome. Refrescante. El 9: hice mi primer viaje en motocicleta. Era de madrugada y la brisa era helada, mochila al hombro y la emoción de no saber qué va a pasar. Genial. El 10: fui responsable, fui una persona que respondió inmediato a lo solicitado, cuando nadie más estaba dispuesto, un brillo que había perdido. Renovada.
El 11: almorcé con un grupo heterogéneo, divertido, leí el acróstico de una persona bien querida hacia un ser humano maravilloso. Descansé en la grama de la U. Refrescante.
El 12: fue el turno de mi piesitos, el primer pedicure profesional, relajante, sobre una silla que además osaba a hacerme masaje. Feliz, desde los pies. Y para colmo fui al cine: Gahoole! la animación que tanto me gusta.
Y así será, cada día haciendo algo para mí y por mí. Comenzaron los 30 días, mi mes K.
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